¿Qué es el Manifiesto 25?

El sistema educativo actual, diseñado para resolver problemas del pasado, no responde a las demandas de un mundo en constante cambio. Este modelo perpetúa desigualdades, limita la creatividad y no prepara a los estudiantes para enfrentar los desafíos de un entorno complejo e incierto. El Manifiesto 25 propone un cambio radical basado en principios que buscan desmantelar paradigmas obsoletos, abordar las desigualdades sistémicas y crear ecosistemas educativos dinámicos, inclusivos y centrados en los estudiantes. Se rechaza la simple esperanza y la retórica, abogando por una acción concreta que reemplace las reformas lentas y las conversaciones estancadas. Se plantea una “rebelión positiva” que impulse la colaboración para co-diseñar un sistema educativo que libere el potencial humano y permita a todos prosperar en un mundo impredecible. El objetivo final es empoderar a los estudiantes, colocándolos en el centro del aprendizaje, para que no solo sobrevivan, sino que también prosperen en un mundo interconectado y en constante evolución.

El Manifiesto 25 propone una transformación educativa, promoviendo la innovación, la inclusión y la sostenibilidad. Al incorporar una perspectiva sistémica, es posible analizar una visión más holística e interconectada. Identificando las dinámicas complejas que operan dentro del sistema educativo y cómo éstas influyen en su capacidad de adaptarse y evolucionar frente a los desafíos contemporáneos. En este contexto, el enfoque sistémico aplicado a la educación permite comprender las interacciones entre los diversos elementos que componen los entornos de enseñanza y aprendizaje. Dos conceptos relacionados con los sistemas complejos pueden enriquecer esta perspectiva, el Escenario Interactivo de Aprendizaje (EIA) y la Oscilación Controlada de la Entropía (OCE). El Manifiesto 25 menciona los siguientes principios, que nosotros los adaptamos a la perspectiva sistémica, para combatir la inercia y complacencia que han limitado el crecimiento de los aprendices:

1. El futuro ya está aquí, pero no está distribuido equitativamente:

La educación tradicional, considerada como un sistema aislado o cerrado genera entropía (desorden) al centrarse en el pasado y no adaptarse a los cambios tecnológicos y sociales del entorno. El sistema educativo debe gestionar su entropía mediante un proceso continuo de retroalimentación que permita que el sistema educativo sea abierto, permeable con el entorno y el contexto para poder adaptarse a los desafíos del futuro.

2. Las escuelas 1.0 no pueden enseñar a niños 3.0, 4.0, 5.0…

Las escuelas diseñadas para la era industrial operan bajo interacciones rígidas y jerárquicas que generan entropía. La educación debe adoptar un enfoque más dinámico, permitiendo que las interacciones dentro del sistema favorezcan la creatividad y la innovación en forma personalizada, considerando los modelos mentales que caracterizan al estudiante.

3. Los niños también son personas

Aunque parezca obvio esta afirmación, lo que se promueve es una comunicación bidireccional y multidireccional entre los estudiantes y el sistema educativo, donde los estudiantes tienen voz en su proceso de aprendizaje. Esto genera escenarios interactivos de aprendizaje, donde los estudiantes pueden participar activamente y contribuir a la creación del conocimiento. Tratar a los estudiantes como personas implica abrir canales de comunicación y crear ambientes interactivos, donde lo que tiene que decir el estudiante es tan importante como el resto de los elementos que constituyen el sistema.

4. Las escuelas deben ser refugios de seguridad y respeto

Se resalta la importancia de la inteligencia socioemocional en el sistema educativo. Las escuelas deben ser entornos seguros que reduzcan la alta entropía (conflictos y desorden emocional) y fomenten la empatía y la autoconciencia mediante escenarios de aprendizaje enfocados en el bienestar emocional.

5. El aprendizaje auténtico surge de la libertad

Se propone un cambio hacia un modelo educativo autopoético, donde los estudiantes puedan autoorganizarse y tomar sus propias decisiones sobre su aprendizaje. El sistema educativo debe permitir la oscilación controlada de la entropía, gestionando el orden y la organización por un lado, y el caos y el error por el otro, como partes naturales del proceso de aprendizaje.

6. Aprender juntos, enseñar juntos

Se sugiere que las escuelas deben funcionar como sistemas complejos, donde las interacciones entre los distintos participantes (niños, padres, comunidad) asuman roles de maestros y aprendices a la vez generando redes de conocimiento. Al eliminar las barreras de edad y fomentar la participación comunitaria, se crean redes de retroalimentación que fortalecen el sistema.

7. El aprendizaje ocurre en ecosistemas, no en cajas

El principio destaca que la educación no debe estar restringida a aulas aisladas y bajo horarios rígidos. En lugar de ello, debe considerarse como un proceso que ocurre dentro de ecosistemas interconectados, incluidos dentro de otro sistema (recursividad) y, donde los estudiantes interactúan con diversos contextos y entornos (familia, comunidad y redes digitales).

8. El nirvana se encuentra en la fusión de la autonomía con la autoeficacia

Este principio plantea que el equilibrio entre la autonomía del estudiante (libertad para elegir el propio itinerario) y la autoeficacia (confianza en las propias capacidades) es esencial para un aprendizaje. Esto implica transformar los modelos mentales que fomenten la libertad y la responsabilidad.

9. Los educadores son creadores, colaboradores e innovadores

Este principio subraya que los docentes no deben ser simples ejecutores de métodos heredados, sino co-creadores de conocimiento. Deben participar activamente en la creación de escenarios interactivos de aprendizaje y ser reconocidos como agentes de transformación dentro del sistema educativo.

10. No valoremos lo que medimos; midamos lo que valoramos

Este principio propone cambiar la planificación estratégica de evaluación, adoptando métricas que reflejen el aprendizaje auténtico y empoderen a los estudiantes. Es necesario transformar los modelos de evaluación para que midan lo que realmente importa, proporcionando retroalimentación que fomente el aprendizaje continuo y la innovación; lo que permitirá un proceso de seguimiento continuo.

11. El mal uso de la tecnología es un síntoma, no el problema

La incorporación de tecnología en las escuelas ha sido superficial y se ha mantenido mediante modelos mentales tradicionales. La tecnología, mal utilizada, genera entropía (desorden y caos), ya que las escuelas se enfocan en gestionar hardware y software en lugar de desarrollar el mindware (capacidades cognitivas y creativas). Es fundamental una planificación estratégica que considere el verdadero rol que presenta la tecnología dentro un escenario de aprendizaje, junto a su vínculos con los demás elementos y la influencia del contexto y el entorno.

12. El aprendizaje ocurre, le prestemos atención, o no

El aprendizaje es un proceso continuo que ocurre de manera invisible y orgánica, y ocurre fuera de los entornos formales, en lugar de intentar controlar este flujo, las escuelas deben crear escenarios interactivos de aprendizaje que nutran ese aprendizaje orgánico. Los sistemas educativos deben reconocer y fomentar este flujo de aprendizaje, en lugar de intentar controlarlo y medirlo constantemente.

13. El conocimiento se construye a partir del significado, no de la gestión

Este principio enfatiza que el conocimiento no es simplemente la transmisión unidireccional de un dato o información, surge cuando las personas le dan significado a esa información, lo que requiere comunicación efectiva y interacciones significativas en múltiples direcciones. Las escuelas deben crear entornos donde los estudiantes puedan interactuar, reflexionar y construir el conocimiento en forma personal.

14. La estandarización mata la creatividad

La uniformidad en la educación limita la creatividad y frena la innovación. Los sistemas estandarizados son rígidos y generan entropía, ya que ignoran la diversidad de los perfiles de los aprendices y las necesidades del mundo real, pues son incapaces de adaptarse a los cambios del entorno. Es necesario adoptar enfoques adaptativos y flexibles con el entorno y el contexto, que fomenten la indagación abierta y la colaboración interdisciplinaria.

15. El conocimiento crece donde los límites de las redes se intersectan

Se resalta que el aprendizaje y la innovación surgen de la intersección de diferentes redes abiertas de conocimiento. A través de interacciones sociales y la comunicación efectiva, los estudiantes pueden conectar diferentes fuentes de información y conocimiento para generar nuevas comprensiones. En un sistema complejo, las interacciones entre nodos (personas) generan nuevas comprensiones y enriquecen el conocimiento colectivo.

16. Los títulos son obsoletos por diseño

Los títulos académicos tradicionales son insuficientes para reflejar las habilidades y logros en un mundo dinámico. Los programas estáticos generan modelos mentales rígidos y aumentan la entropía del sistema educativo al volverse irrelevantes rápidamente. Los títulos tradicionales deben reemplazarse por sistemas de reconocimiento dinámicos que reflejen el crecimiento y las contribuciones reales de los aprendices.

17. La inequidad perpetúa la injusticia

La inequidad en los sistemas educativos perpetúa las barreras sistémicas y genera entropía. Para lograr la equidad, es fundamental establecer interacciones significativas entre los actores educativos, garantizar la comunicación inclusiva y desarrollar una planificación estratégica que desmantele las barreras.

18. Ciudadanía global

Los desafíos globales requieren que los estudiantes se conviertan en ciudadanos globales capaces de actuar localmente con un impacto planetario. La planificación estratégica de escenarios interactivos de aprendizaje permiten a los estudiantes conectar sus experiencias personales con problemas globales, promoviendo la empatía intercultural y la resolución colaborativa de problemas.

19. El futuro pertenece a los nerds y knowmads

Se destaca la necesidad de desarrollar habilidades emprendedoras en los estudiantes, permitiéndoles adaptarse a un mundo dinámico y tomar riesgos de manera controlada. Los knowmads (nómadas del conocimiento) son individuos que aprenden y crean de manera autónoma en sistemas dinámicos. Para formar entreprenerds, la educación debe fomentar la comunicación abierta y las interacciones horizontales que permitan a los estudiantes explorar, experimentar y emprender sin miedo al fracaso.

20. La realidad no es opcional

Este principio enfatiza la importancia de enfrentar la realidad compartida y evitar las distorsiones posmodernas que socavan el pensamiento crítico y la colaboración. La educación debe basarse en evidencia empírica y fomentar la retroalimentación continua para navegar la complejidad y deben basarse en modelos mentales críticos que permitan a los estudiantes navegar la complejidad del mundo con valentía intelectual y responsabilidad.

21. Una educación que ignora el planeta es una educación sin futuro

Se resalta la necesidad de integrar la responsabilidad ambiental en los sistemas educativos y se debe preparar a los estudiantes para ser co-creadores de soluciones sostenibles. La falta de enfoque en la sostenibilidad genera entropía creciente (desorden y degradación) en los sistemas sociales y ambientales.

22. Construir culturas de confianza en escuelas y comunidades

Se destaca la importancia de la confianza como un factor clave para reducir la entropía en las comunidades educativas. Los sistemas educativos basados en el miedo y la desconfianza aumentan el desorden y la ansiedad, lo que impide una comunicación efectiva. Reducir la entropía relacional mediante una comunicación efectiva y retroalimentación constante fortalece los lazos comunitarios y fomenta un sistema educativo más resiliente y adaptativo.

23. Rompe las reglas, pero entiende claramente el porqué primero

Se sugiere que los sistemas educativos deben ser desafiados y transformados mediante un proceso de desaprendizaje crítico. Esto implica cuestionar los modelos mentales heredados que perpetúan el statu quo y planificar en forma estratégica escenarios de aprendizaje que fomenten la creatividad. Romper las reglas dentro de un sistema educativo requiere una transformación de modelos mentales y una gestión controlada de la entropía para evitar el caos y promover la innovación.

24. El activismo como espacio de desaprendizaje

El activismo es una herramienta fundamental para desaprender prácticas educativas obsoletas y reconstruir sistemas rotos. Desde un enfoque sistémico, el activismo reduce la entropía generada por sistemas ineficientes y permite una oscilación controlada de la entropía mediante procesos de resistencia y cambio.

25. Cuestiona todo. Empieza con este manifiesto

Este principio promueve una cultura de pensamiento crítico donde los estudiantes y educadores cuestionan las ideas establecidas y contribuyen a la mejora continua del sistema educativo. Esto requiere canales de comunicación abiertos, retroalimentación constante y un enfoque de planificación estratégica para transformar el aprendizaje.

El enfoque sistémico en la educación

El enfoque sistémico considera que los sistemas educativos son conjuntos de elementos interrelacionados que trabajan en armonía para alcanzar objetivos comunes. Desde esta perspectiva, se pone énfasis en la interacción constante entre docentes, estudiantes, recursos tecnológicos y entornos/contextos socioculturales. Los cambios en uno de estos elementos impactan en todo el sistema, lo que requiere estrategias adaptativas y flexibles.

Aplicar el enfoque sistémico permite a los docentes y gestores educativos comprender las dinámicas complejas de los procesos de enseñanza-aprendizaje y diseñar intervenciones que favorezcan un equilibrio entre estructura y flexibilidad.

Conclusión

La educación del futuro requiere de enfoques sistémicos, interactivos y adaptativos. El Manifiesto 25 junto con los conceptos derivados de la teoría de los sistemas proporciona una hoja de ruta para transformar los sistemas educativos en espacios dinámicos, inclusivos y resilientes, preparados para enfrentar los desafíos del siglo XXI.

Incorporar una perspectiva sistémica en el análisis del Manifiesto 25 permite entender la educación como un sistema abierto, dinámico y adaptativo, capaz de gestionar la entropía y evolucionar continuamente, donde la incertidumbre y el caos es un estado potencial más que puede presentar el sistema educativo . Al utilizar conceptos como comunicación, interacciones, EIA, OCE, retroalimentación, modelos mentales y planificación estratégica, el sistema educativo puede adaptarse a los desafíos del presente y del futuro, permitiendo la influencia con el entorno y el contexto, asegurando un aprendizaje más personalizado, inclusivo, sostenible y resilientes.

Fuentes de información

1) Manifiesto 25: https://manifesto25.org/es/

2) Lara, L. R. (2024). El escenario interactivo de aprendizaje. Potencia Editora. https://doi.org/10.5281/zenodo.11660072

Por Luis R. Lara

Profesor e investigador sobre tecnología educativa. Coordinador de contenidos y de cursos de EduCOM

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