1.- Introducción

La neuroeducación nos proporciona claros indicios para realizar consignas de actividades de aprendizaje en el aula (más allá de que la modalidad sea presencial, híbrida o remota), las actividades es una de las tareas más relevantes que debe realizar el docente. Desde la perspectiva de la neurociencia, el aprendizaje es cualquier variación de las conexiones sinápticas que produzcan cambios en el pensamiento y en el comportamiento; la sinapsis, por otro lado, es la conexión que existe entre dos neuronas. Estas modificaciones se pueden realizar a través de la información teórica, de la práctica o de las experiencias de vida.

La neurociencia considera condiciones para promover la atención

Del concepto de aprendizaje se desprenden dos tipos:

  • el aprendizaje explícito (o cognitivo) es aquel que es voluntario, con atención selectiva sostenida consciente (es un aprendizaje difícil de recordar y fácil de olvidar).
  • el aprendizaje implícito (o emocional) es automático con atención selectiva o no selectiva inconsciente (es un aprendizaje difícil de olvidar y fácil de recordar).


Teniendo en cuenta el aprendizaje explícito, la atención es un factor fundamental, la atención es la capacidad de retención de información que tiene cada persona, depende de diversos elementos como: ritmo y estilo personal de aprendizaje, memoria de trabajo y tipo de enseñanza; en este último caso, la propuesta de consignas de actividades tiene vital importancia. Asimismo, se debe contemplar si se tiene conocimientos previos sobre el tema, si puede relacionar, si tiene sentido, el estado emocional del momento, la motivación, la cantidad de información que está manejando, horas de descanso, dieta, etc.

De esta manera, Edgar Dale propuso lo que se denomina “El cono de aprendizaje” y nos proporciona una orientación al proponer actividades en el aula, donde las tareas activas deben prevalecer sobre las pasivas:

Cono de Dale


2.- Elementos del cerebro que influyen en la atención y la memoria

Todo lo que se aprende llega al cerebro a través de los sentidos y es procesado, almacenado y activado a través de una serie de eventos electroquímicos. Sin embargo, el cerebro no está equipado para procesar la gran cantidad de información sensorial que lo bombardea por segundo. Hay áreas funcionales en el cerebro que trabajan como filtros y lo protegen de una sobrecarga de información. Así, se presentan tres elementos principales, a los cuales se los llama RAD: R (Sistema activador reticular ascendente, SARA), A (Amígdala) y D (Dopamina).

a) El SARA

La información que nuestro cerebro recibe como estímulo sensorial debe pasar primero a través del Sistema Activador Reticular Ascendente (SARA o RAS), más tarde por el sistema límbico (formado por varias estructuras cerebrales en donde se le da significado emocional a la información percibida), para ser reconocido y codificado en áreas y, finalmente, almacenado en la memoria a largo plazo.

RAS

El SARA es el sistema de activación de la atención y está ubicada en la parte más baja posterior del cerebro. Recibe información de las terminaciones nerviosas sensoriales de los brazos, piernas, tronco, cabeza, cuello y órganos internos que convergen en la espina dorsal. Estos mensajes de los sentidos deben pasar a través del SARA para poder ingresar al cerebro racional, o para ser enviados directamente a los centros de respuesta automática.

b) La amígdala

La información sensorial que atravesó el SARA pasa ahora a través del núcleo emocional del cerebro, el sistema límbico (en especial por la amígdala y el hipocampo). Cuando se recibe información sensorial, estos filtros emocionales evalúan los valores de supervivencia y placer; esta decisión determina si a la información se le permite el acceso al cerebro racional y, de ser así, a qué lugar se la enviará. La amígdala está considerada un centro responsable de la emoción de amenaza y miedo, pero posteriores investigaciones demostraron que también consolida la información potencial en la memoria a largo plazo que acompañaba la emoción positiva. Cuando el cerebro percibe amenazas o el alumno se siente estresado, el filtro límbico en la amígdala cambia al “modo supervivencia” y desvía la información sensorial del cerebro racional a los centros automáticos (respuesta de lucha o fuga).

Amígdala e hipocampo

Para no activar el modo supervivencia, el contexto de estudio (el aula o el espacio) donde se aprende es fundamental. Debe estar ordenado y limpio, el espacio de estudio debe contener elementos que sean agradables y conocidos, que despierten una pertenencia del lugar, y que inspiren seguridad y bienestar. También es importante una actitud del docente asociado al placer del aprendizaje, a superar desafíos y obstáculos, que puedan ser considerados aliados para los estudiantes, que contribuyan a su mejora y crecimiento; esto genera hormonas como la oxitocina (persona amiga) y neurotransmisores como la serotonina (seguridad).

Así, la Unidad Cuerpo Cerebro Mente (UCCM) se siente segura y no se distrae con estímulos que pueda vivenciar la contra-supervivencia, de esta manera se pueden sumar aquellos que estén a favor de captar la atención para el aprendizaje cognitivo-ejecutivo que se desea alcanzar. La información que pasa a través de la amígdala y se asocia a una emoción positiva, se realza para facilitar su almacenamiento en la memoria a largo plazo.
Al lado de la amígdala en el sistema límbico está el hipocampo, es este centro de consolidación que la nueva información sensorial se liga con el conocimiento previo y a las memorias de experiencias anteriores.

c) La dopamina

La dopamina es uno de los más importantes neurotransmisores (NT) del cerebro. Los neurotransmisores son las proteínas del cerebro que llevan información a través de la sinapsis (conexión entre dos neuronas) cuando una terminación nerviosa se conecta con otras. Cuando el cerebro lanza dopamina, durante una experiencia agradable, se construyen memorias fuertes de la misma, que posteriormente lanzan dopamina en la expectativa de una próxima experiencia agradable que inicialmente dio lugar a la oleada de este neurotransmisor.

Este ciclo de anticipación de recompensa tiene varias ventajas: aumento de dopamina en el sistema límbico, especialmente en el hipocampo, que facilita la consolidación de la nueva información y la conexión a priori con memorias relacionadas. La circulación de la dopamina llega a los lóbulos frontales, aumenta la circulación de otro neurotransmisor (acetilcolina) que incrementa el foco atencional.

3.- Pautas para presentar consignas de trabajo en el aula

El objetivo de una enseñanza exitosa es controlar el flujo de información que pasa a través del SARA de los estudiantes para que, de este modo, la información más útil, la que se puede convertir en conocimiento, alcance las redes neuronales cognitivas superiores en los lóbulos prefrontrales; esto se consigue captando la atención focalizada. Dado que la misma busca los cambios del entorno, se podría incorporar sorpresas y novedades en las actividades áulicas a través de variaciones en los estímulos sensoriales; esto se puede lograr con la implementación de estrategias provenientes del pensamiento computacional, aplicaciones digitales y simuladores interactivos que producen tareas más innovadoras para el estudiante. Los docentes pueden utilizar estrategias como: la novedad y la sorpresa, la predicción, la anticipación positiva, los intereses individuales, y otras técnicas para focalizar la atención de los estudiantes en la información que éstos necesitan ver, oír y recordar. De esta manera, se permite liberar dopamina y despertar el interés y la curiosidad inicial.

Para captar la atención sostenida y selectiva del estudiante, se les debe sumar propuestas de trabajo motivadoras. Las investigaciones acerca de experiencias que asociaron niveles crecientes de dopamina, incluyen tareas que fomenten el sentido del logro, recompensa personal, iniciativa, el movimiento físico, contacto social, música, juego y el humor. Con actividades positivas de aprendizaje, con bajo estrés y poco riesgo, estas dos estructuras pueden ayudar al cerebro a focalizarse en la información sensorial de la actividad educativa.

De esta manera, es fundamental para propiciar un ambiente que propicie el aprendizaje, el planteo del docente de una buena consigna de trabajo que tengan las siguientes características:

  • Expresar la consigna en forma clara (para evitar la confusión) y que pueda ser cumplida en diversas etapas: donde el alumno pueda obtener resultados parciales (para disminuir la ansiedad y promover la motivación).
  • Poder llevar a la práctica lo aprendido: los estímulos atractivos unidos a propuestas de actividades que comprometan al hacer, encienden la noradrenalina, que contribuye a aumentar los niveles de energía y aumentar la capacidad de memorizar lo aprendido junto a la dopamina.
  • La actividad debe tener un significado personal para el alumno: el cerebro presta atención a lo que considera relevante para la vida diaria y considera conocido. Los docentes deben conocer a los estudiantes para descubrir y ayudarlos a descubrir el sentido de lo que aprenden y cómo relacionarlos con su propia vida.
  • Articular los temas tratados con otros referidos a clases anteriores: articulando los tópicos a tratar, para que el estudiante no sienta un quiebre temático y aprecie en forma coherente la temática global.
  • Respetar y comprender las individualidades: ya que cada alumno tiene una UCCM única y posee una exclusiva combinación genética, tiempos de maduración, experiencias de vida, memoria, talentos y fortalezas.
  • Respetar los tiempos de atención: ya que el cerebro tiene ciclos de mayor y menor atención que lo realiza en forma automática y fuera de su voluntad.
  • Dosificar las consignas de trabajo: no presentarla todo al inicio de la clase (que haya intriga durante el trabajo para cumplir con la consigna por etapas), promoviendo la anticipación positiva, con cada etapa cumplida.
  • Proponer consignas abiertas o semiestructuradas: con el objeto de que el alumno puede transitar por diversos caminos, de acuerdo a sus propios intereses y conocimientos previos.
  • La consigna debe involucrar diversas actividades: teniendo en cuenta el Cono de Aprendizaje de Dale, dando preferencias a actividades como debates y simulaciones (diseño de proyectos, resolución de problemas contextualizados, etc.).
  • Formular consignas diferidas en el espacio y tiempo: para que el estudiante trabaje fuera del escenario áulico e interactúe con su propio contexto, promoviendo el trabajo en colaboración.
  • Realizar actividades de evaluación acorde con los objetivos y metodología planteada en el aula, como el establecimiento de rúbricas.

Para concluir, no nos tenemos que olvidar que en estos momentos, las tecnologías como la IA pueden ser también un recurso de mucha ayuda para el planteo de consignas de trabajo relevantes para los estudiantes, mediante una consulta al recurso, considerando todas las observaciones y recomendaciones realizadas, pueden ser de gran ayuda en el momento de crear una adecuada consigna.

La inclusión de las diversas propuestas de consignas de trabajo junto a la temática de la asignatura a trabajar en la clase deben estar justificadas desde el mismo planteo de los objetivos didácticos que se propone que tenga la actividad; para que exista una coherencia desde el punto de vista del diseño e implementación del proyecto que propone el docente. EduCOM dispone del minicurso “Diseño de consignas para trabajar en el aula” para actualizar contenidos acerca de esta temática.

Fuente de información

  1. El sistema atencional: Recomendaciones para el diseño de consignas para trabajar en el aula: https://www.academia.edu/6446447/El_sistema_atencional_Recomendaciones_para_el_dise%C3%B1o_de_consignas_para_trabajar_en_el_aula

2) Imágenes: Asociación Educar: https://asociacioneducar.com/

Por Luis R. Lara

Profesor e investigador sobre tecnología educativa. Coordinador de contenidos y de cursos de EduCOM

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