1) Introducción

En el complejo ecosistema del aula, donde interactúan estudiantes, docentes, contenidos y un sinfín de factores y elementos externos (en el entorno y en el contexto), la búsqueda de estrategias para optimizar el aprendizaje se convierte en una tarea fundamental. En este marco, los modelos mentales y los hábitos de los estudiantes juegan un papel crucial en la predisposición y el éxito del aprendizaje. Desde una perspectiva sistémica, resulta esencial comprender que el aprendizaje no es un proceso lineal, sino un sistema dinámico en el que intervienen diversos elementos interconectados.

Modelos mentales y hábitos en el estudiante

Como docentes, entender los conceptos de modelos mentales y hábitos es fundamental para diseñar estrategias efectivas que mejoren la predisposición al aprendizaje de nuestros estudiantes.

2) Los hábitos y los modelos mentales

a) Los hábitos
Los hábitos son esos comportamientos automáticos que hacemos sin pensar y que adquirimos durante la vida. Es decir, no son genéticos, son cosas que fuimos desarrollando durante la vida. Garbulsky afirma que aproximadamente la mitad de las cosas que hacemos, las hacemos en “piloto automático”, es decir, al llevarla a la práctica, sin tomar la decisión consciente de hacerlas.

¿Pero de donde surgen los hábitos? Los humanos tienen la corteza prefrontal, que es la parte del cerebro evolutivamente más reciente y que nos diferencia de otros animales, nos permite pensar en nosotros mismos, imaginar el futuro, ponernos en el lugar del otro, tener pensamientos abstractos, etc. Esa parte del cerebro es fundamental, pero tiene un pequeño problema y es que no puede hacer muchas cosas a la vez, es más. Como sólo se puede decidir o pensar una cosa por vez, hay muchas cosas importantes que tenemos que hacer y que no podemos estar decidiendo todo el tiempo porque no tenemos mucho “ancho de banda”. Entonces la evolución natural desarrolló un mecanismo por el cual cuando un comportamiento funciona entonces lo automatizamos. Si tuviste un problema e hiciste una vez un comportamiento y funcionó, lo repites, a la tercera o cuarta vez que funcionó, listo, ya no hace falta pensarlo la próxima vez que tengamos el mismo problema. Lo que hace nuestra mente, de manera totalmente inconsciente es automatizarlo.

¿Pero es bueno o malo tener un hábito determinado? Pero algo que parece más interesante es quién paga el costo y quién tiene el beneficio. En los buenos hábitos, en general, el costo lo paga tu yo del presente y el beneficio lo tiene tu yo del futuro. En los malos hábitos es al revés, tu yo del presente la pasa genial y el que paga las cuentas es el yo del futuro. Y lo interesante de esto es que hay muchos estudios que aseguran que para nuestra mente el yo del futuro es más parecido a un extraño que a nosotros mismos.

b) Los modelos mentales
O´Connor y McDermott (1998) definen a los modelos mentales como aquellas ideas y creencias generales que dan forma a nuestros pensamientos y actos y nos llevan a esperar determinados resultados, se forman a partir de la experiencia, la información y la interacción con el entorno. Son supuestos, generalizaciones e imágenes profundamente arraigadas en las personas, que influyen sobre su modo de comprender el mundo, actuar y sentir. Como afirman Véricourt, Cukier y Schönberger (2021) los modelos mentales nos permiten ver patrones, predecir cómo se desarrollarán los acontecimientos y entender las circunstancias con las que nos encontramos. Los modelos mentales nos ayudan a poner orden, permiten centrarnos en lo esencial e ignorar todo lo demás. Confeccionamos una simulación de la realidad en nuestra mente para anticipar cómo podría desarrollarse una determinada situación.

En ocasiones, la percepción de situaciones que exigen cambio no se lleva a cabo porque los cambios necesarios entran en conflicto con poderosos modelos mentales. La persistencia de éstos en las personas, impide que determinadas actuaciones, se lleguen a realizar. Es así que juegan un papel importante en el aprendizaje, ya que ayudan a las personas a comprender y procesar la nueva información. En el ámbito educativo, es importante tener en cuenta los modelos mentales de los estudiantes; esto se debe a que los estudiantes los utilizarán para interpretar la información y las experiencias que se les presentan en el aula. No todos tenemos iguales asimilaciones de un contenido y o de un tema, cada quién, va haciendo sus propios procesos interpretativos.

c) Ejemplos de modelos mentales y hábitos en el ámbito educativo
Los modelos mentales y hábitos se interrelacionan, para cambiar nuestro comportamiento de manera efectiva, es importante abordar tanto nuestros modelos mentales como nuestros hábitos desde una perspectiva analítica. Presentamos algunos ejemplos de modelos mentales y hábitos que pueden afectar tanto positiva como negativamente en las condiciones contextuales para el aprendizaje:

I) Hábitos y modelos mentales que fomentan las condiciones de aprendizaje:

  • Establecer un horario de estudio regular: dedicar un período de tiempo específico para estudiar, creando una rutina consistente y efectiva. (H)
  • Organizar el espacio de estudio: crear un ambiente de trabajo ordenado y libre de distracciones, promoviendo la concentración y el foco.(H)
  • Establecer metas de aprendizaje claras: definir objetivos específicos, medibles, alcanzables, relevantes y con un plazo determinado (SMART), guiando el esfuerzo y la motivación.(H)
  • Utilizar técnicas de estudio efectivas: implementar estrategias como la elaboración de resúmenes, mapas mentales, fichas de estudio o la enseñanza a otros, para optimizar la comprensión y retención del conocimiento.(H)
  • Solicitar ayuda cuando sea necesario: buscar apoyo del docente, compañeros o tutores cuando se presenten dificultades, evitando la frustración y el abandono.(H)
  • Creer en la propia capacidad de aprendizaje: considerar que uno es capaz de aprender y superar desafíos, aumentando la motivación y el esfuerzo. (MM)
  • Analizar el aprendizaje como un proceso continuo: entender que el aprendizaje es un viaje permanente, no un evento puntual, fomentando la curiosidad y la apertura a nuevas experiencias.(MM)
  • Valorar el error como parte del proceso: reconocer que cometer errores es una parte natural del aprendizaje, brindando oportunidades para aprender de ellos y mejorar.(MM)
  • Enfocarse en el proceso, no solo en el resultado: disfrutar del proceso de aprendizaje y la búsqueda de conocimiento, independientemente del resultado final.(MM)

II) Hábitos y modelos mentales que son contraproducentes para el aprendizaje:

  • Procrastinar o postergar tareas: dejar las tareas para último momento, aumentando el estrés, la ansiedad y el riesgo de no completarlas satisfactoriamente.(H)
  • Estudiar de último minuto: intentar aprender grandes cantidades de información en un corto período de tiempo, lo que reduce la comprensión y la retención del conocimiento.(H)
  • No organizar el material de estudio: desordenar apuntes, libros y otros materiales de estudio, dificultando el acceso a la información y la organización del aprendizaje.(H)
  • Distraerse durante el estudio: permitir que factores externos como el teléfono móvil, las redes sociales o el ruido interrumpan el proceso de aprendizaje.(H)
  • No descansar lo suficiente: privarse del sueño adecuado, lo que afecta la concentración, la memoria y el rendimiento académico.(H)
  • Creer que el aprendizaje es un proceso fácil: subestimar el esfuerzo y la dedicación necesarios para aprender, generando desmotivación y frustración ante obstáculos.(MM)
  • Ver el aprendizaje como una obligación: asociar el aprendizaje con tareas tediosas o aburridas, disminuyendo el interés y la participación activa.(MM)
  • Atribuir el fracaso a factores externos: culpar a otros o a circunstancias externas por los resultados negativos, impidiendo el desarrollo de la responsabilidad personal y la capacidad de superación.(MM)
  • Enfocarse en la comparación con otros: compararse constantemente con el rendimiento de otros estudiantes, generando sentimientos de inferioridad y ansiedad.(MM)

Al explicitar estos ejemplos, ya nos están proporcionando algunas ideas de la forma que puede el docente intervenir para modificar los modelos mentales y hábitos negativos que puede presentar el estudiante. Cambiar nuestros modelos mentales puede ayudarnos a desarrollar nuevos hábitos, y adoptar nuevos hábitos puede ayudarnos a desafiar y modificar nuestros modelos mentales existentes.

3) Estrategias para transformar modelos mentales y hábitos para promover el aprendizaje de los estudiantes

Cambiar los modelos mentales y los hábitos, desde una perspectiva sistémica, requiere un enfoque integral que aborde las diferentes dimensiones del comportamiento humano. Para ayudar a los estudiantes a desarrollar modelos mentales y hábitos más efectivos, podemos implementar las siguientes estrategias:

  • Fomentar la metacognición: ayudar a los estudiantes a ser conscientes de sus propios procesos de pensamiento y aprendizaje. Implementar actividades de reflexión donde los estudiantes analicen sus procesos de aprendizaje, identificando fortalezas, debilidades y áreas de mejora.
  • Promover el aprendizaje activo y experiencial: diseñar actividades que involucren a los estudiantes de manera práctica y les permitan aplicar lo aprendido. Diseñar proyectos prácticos, simulaciones o juegos de roles que permitan a los estudiantes aplicar el conocimiento de manera vivencial.
  • Modelar y practicar hábitos de pensamiento efectivos: enseñar y practicar habilidades como la resolución de problemas, el pensamiento crítico y la autorregulación. Presentar diferentes perspectivas sobre un tema a través de debates, análisis de textos contradictorios o visitas a lugares relevantes. Enseñar a los estudiantes a analizar información de manera crítica, evaluar argumentos, identificar sesgos y formular conclusiones propias. Guiar a los estudiantes en el desarrollo de habilidades para gestionar su propio tiempo, establecer prioridades, organizar su trabajo y evaluar su progreso.

Fomentar la colaboración y el trabajo en equipo: crear oportunidades para que los estudiantes interactúen, compartan ideas y aprendan unos de otros.

Proporcionar retroalimentación constructiva: ofrecer a los estudiantes comentarios específicos y orientados al crecimiento, que les ayuden a identificar áreas de mejora. Brindar retroalimentación positiva y constructiva, celebrar los logros individuales y grupales, y fomentar la colaboración entre pares

Conclusiones

Al modificar los hábitos y los modelos mentales de los estudiantes, los educadores pueden crear un entorno de aprendizaje más efectivo y estimulante. Ésta tarea es un verdadero desafío ya que el docente debe enfrentarse con modelos mentales y hábitos ya consolidados en los estudiantes. Al implementar estrategias que promuevan la reflexión, la participación activa y la resiliencia, podemos potenciar el potencial de cada estudiante y mejorar su predisposición al aprendizaje. Transformando la forma en que los estudiantes piensan y actúan, podemos abrir las puertas a un mundo de posibilidades donde el aprendizaje se convierte en un proceso dinámico, significativo y gratificante.

Fuentes de información

1) O´Connor, J. y McDermott, I. (1998). Introducción al pensamiento sistémico. barcelona: Urano.

2) Infobae. ¿Por qué repetimos comportamiento que nos hacen mal?

3) Véricourt, F., Cukier, K. y Schönberger, V. M. (2021). Los marcos mentales (y la virtudhumana en la era digital). Ethic.

Por Luis R. Lara

Profesor e investigador sobre tecnología educativa. Coordinador de contenidos y de cursos de EduCOM

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